María y Guille

11.05.24

El 11 de mayo, tuve el honor de ser parte de una boda muy especial, la de María y Guille, una pareja que irradia amor y complicidad. Su boda fue un reflejo perfecto de su historia y de la profunda conexión que comparten con sus seres queridos.

Ceremonia en el Colegio San Gabriel

La ceremonia religiosa tuvo lugar en el Colegio San Gabriel, un lugar que guarda un significado muy especial para María, ya que fue allí donde pasó su infancia. El lugar estaba impregnado de recuerdos y emociones, lo que añadió una capa extra de profundidad al evento.

El padre Casiano, quien conoce a María desde que era una niña, ofició la ceremonia con una calidez y cercanía que conmovieron a todos los presentes. María, radiante en su vestido de novia, caminó hacia el altar del brazo de su madre, Reyes.  Guille la esperaba en el altar, acompañado de Mamen, su madre. La ausencia de  Luis, padre de María fue sentida profundamente, pero su espíritu estuvo presente en cada momento de la ceremonia. Las lecturas, realizadas por familiares y amigos, fueron especialmente emotivas, recordando a los seres queridos que ya no están y celebrando el amor que une a la pareja.

El ambiente durante la ceremonia fue de una mezcla de alegría y melancolía, pero sobre todo, de gratitud por el amor que se compartía en ese día tan significativo.

Banquete y Fiesta en la Finca San Sui

Tras la ceremonia, los invitados se trasladaron a la hermosa Finca San Sui, en Villanueva de Gállego. La finca, con su entorno natural y elegancia, fue el lugar ideal para continuar la celebración. El banquete fue un festín delicioso, donde los invitados pudieron disfrutar de una comida exquisita en un ambiente relajado y acogedor.

Después de la cena, llegó el momento que todos esperaban: el primer baile de María y Guille como marido y mujer. Fue un momento mágico, lleno de romanticismo y emoción. Los novios, abrazados en la pista de baile, se movieron al compás de una melodía que parecía hecha para ellos.

Con el primer baile terminó la parte más formal de la celebración y dio comienzo una fiesta llena de diversión. La música, las risas y la alegría se apoderaron de la noche. Los invitados no tardaron en unirse a la pista de baile, y lo que siguió fue una noche de celebración inolvidable, donde reinó el buen humor y la felicidad.

Quiero agradecer a María y Guille por confiar en mí para documentar su gran día. Fue un honor acompañarlos en este viaje y ser testigo de su historia. ¡Les deseo una vida llena de momentos tan felices y especiales como los que vivimos en su boda!

Dejo el enlace a su web, un artículo sobre su biografía,  perfil de Instagram y de Facebook.

Carlos Oliva Fotografía

Fotógrafo de eventos en Zaragoza, Aragón y allá donde me llamen.

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